ANÁLISIS ICONOGRÁFICO E ICONOLÓGICO. Saturnino Herrán: La Ofrenda

Arelli Berenice García Veloz

01 de diciembre de 2015

Introducción:

El presente documento expone un análisis iconográfico e iconológico de la obra La Ofrenda del pintor e ilustrador Aguascalentense Saturnino Herrán.

       Se abordarán temas como la celebración de día de muertos (su origen, su simbolismo) al igual que la historia de las flores de cempasúchil (como surgen, que valor se le daba en tiempos antiguos y en la actualidad), asi como una breve contextualización de la obra a tratar y de su autor, buscando asi fundamentar el análisis de la mencionada obra.

Saturnino Herrán

Saturnino Herrán pintor e ilustrador mexicano, nacido en la ciudad de Aguascalientes en 1887 y muere en la ciudad de México en 1918 a los 31 años.

Saturnino creció con el arte, fue hijo del escritor y dramaturgo, José Herrán y Bolado, quien tenía la única librería de la ciudad, la cual era visitada por literatos y artistas de la época, asimismo durante años fue tesorero del Estado de Aguascalientes, además de profesor de teneduría de libros del Instituto de Ciencias de la capital del estado. La madre: Josefa Guinchard era de procedencia suiza-francesa.

Entrada la pubertad comenzó a estudiar en el Instituto de Ciencias de Aguascalientes en donde se reencontró con amigos de la infancia como Ramón López Velarde quien más tarde se distinguiría por ser un poeta modernista y Enrique Fernández Ledesma un escritor, poeta y crítico mexicano además de bibliotecario y académico mexicano, durante esta etapa se relacionó también con Pedro de Alba, éstos tres literatos fueron las grandes amistades, del pintor en su corta vida.

Durante la preparatoria estudió dibujo con el maestro José Inés Tovilla, de origen chiapaneco y radicado en Aguascalientes, quien se había distinguido por desarrollarse como paisajista, y quien como docente se dedicó a transmitir entusiasmo a Saturnino por lo que éste le tomó el gusto a las copias al natural.

Al morir su padre, la familia viene a menos, motivo por el cual deciden vivir en la Ciudad de México, donde esperaban encontrar más oportunidades económicas y seguir sus estudios de arte. Saturnino se convirtió en el sostén de la familia. Trabajó en las oficinas de telégrafos mientras por la noche tomaba sus clases. Luego obtuvo una beca y pudo dedicarse por completo a la pintura en la prestigiada Academia de San Carlos.

Fue formado con los maestros Antonio Fabrés, Leandro Izaguirre y Germán Gedovious, su producción estuvo marcada por la influencia de la obra del español Ignacio Zuloaga.

Saturnino Herrán pintó sobre todo temas indígenas, pero también trabajadores, bonitas muchachas, ancianos y retratos de amigos y clientes. Su buen amigo, el gran poeta Ramón López Velarde, lo describió como “El más mexicano de los pintores y el más pintor de los mexicanos”.

Los estudiosos del arte mexicano han calificado la obra de Saturnino Herrán como “modernista-costumbrista”. Esto quiere decir que, a diferencia de la mayoría de los pintores de la época, Herrán adoptó como tema de sus obras las costumbres cotidianas del pueblo de México. Así, gracias a su dominio de la técnica y a su capacidad para reflejar diversos estados de ánimo, Herrán pudo describir de forma novedosa las tradiciones y formas de vida de grupos y personas que hasta entonces habían sido ignorados por los diversos pintores y corrientes artísticas del periodo.

 La ofrenda

Título: La Ofrenda

Año: 1913

Técnica: Óleo sobre tela

Dimensiones: 183 X 210 cm

Ubicación: Museo de arte moderno INBA

La ofrenda

Obra elaborada por Herrán en el año 1913, fecha en la que el país atravesaba por conflictos armados en busca de combatir la represión, la injusticia, el reparto de tierras, la riqueza, la explotación en el trabajo, problemas de corrupción en el gobierno; un sin fin de conflictos que tenían al país en la llamada Revolución Mexicana que dio inició en 1910 después de la época que vio crecer a Herrán, El Porfiriato.

Un líder social como Madero, quien promovía la no reelección, iniciador del levantamiento armado, líderes guerrilleros y sociales como Villa buscando la democracia y una mejor calidad de vida, así como Zapata buscaba el reparto justo de las tierras, fueron personajes importantes en el conflicto.

Pese a esta situación Herrán no tomó parte al conflicto armado, a diferencia de otros artistas miembros de la academia, como Gerardo Murillo, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros, éste no participó de ningún bando revolucionario ni tampoco representó aspectos de la lucha revolucionaria como lo hiciera Francisco Goitia en su serie de colgados, asi lo menciona Luis Vargas, Santiago en su comentario al catálogo del Museo Nacional De Arte.

En las obras de Herrán podemos apreciar el indigenismo, el trabajo, la vida cotidiana de un México mestizo, el cual (el mestizaje) es un elemento de suma importancia que se debe tomar en cuenta para nuestro análisis.

Saturnino se dedicó a pintar un México natural, realista, no posee un repertorio con imágenes estilizadas, mujeres o rostros con algún ideal, en sus obras plasma la belleza de un México que asimiló y fusionó las costumbres que trajo consigo la conquista, con las tradiciones que poseía el pueblo indígena que aquí habitaba.

Escenas como La Ofrenda, dan muestra de un México que a pesar de las imposiciones españolas, siguen venerando a sus difuntos con rituales prehispánicos.

La celebración de los fieles difuntos y las flores de cempasúchil.

El día de muertos es una festividad a través de la cual se conmemora el ciclo de la vida, en donde la muerte toma un lugar importante en dicho ciclo, no es un fin, sino un punto de transición entre lo mundano y el más allá. Para dicha transición son necesarios una serie de ritos a través de los cuales se prepara al difunto para su viaje al Mictlán (el inframundo) para los aztecas.

Esta cosmovisión del mundo prehispánico conserva aún en nuestros días parte de esos ritos. El llevar flores, acompañar un altar con ofrendas para ayudar al muerto en su peregrinar rumbo a su última morada, la eternidad, tienen como idea central el eterno retorno, un ciclo de vida, muerte y resurrección.

Las ofrendas fungían como un vínculo compartido entre los vivos y los muertos, esto según nuestros antepasados indígenas, una forma de seguir en contacto con los seres que se fueron.

El culto a los muertos desde una visión europeo-cristiana consta de poner ofrendas a manera de evitar que los difuntos hagan algún mal a los que siguen vivos, se tiene una visión de temor por los muertos y no de culto como en Mesoamérica. La iglesia católica instituyo el cobro de las llamadas indulgencias, un trámite el cual ayudaba a sanar y perdonar las faltas de algún ser querido, de este modo podría gozar del reino de Dios, ya que de lo contrario se quemarían en el fuego del infierno.

En la obra La Ofrenda podemos apreciar a un conjunto de personajes como parte importante de la pintura, con vestimentas de color blanco sobre un personaje al centro de la obra, otros personajes con ropajes en tonalidades más oscuras, a bordo de una especie de barca de madera, llevan consigo flores de color amarillento y naranja, detrás se alcanzan a apreciar más barcas con gente a bordo con muchas más flores que por su color pueden ser de la misma especie que las que aparecen en primer plano.

Una flor llamada Cempasúchil, que puede traducirse como “veinte flores” para los aztecas, es una flor que desde tiempos ancestrales simboliza la vida que nace de la muerte, según la tradición de éstos, el color amarillento de esta flor, representa la luminosidad del sol, por lo cual creían que servía de guía para que los difuntos encontraran el camino, es por ello que aparece como elemento principal en la obra La Ofrenda, pieza que expone ese culto de nuestros indígenas a sus muertos, es una escena que nos muestra un conjunto de barcas de madera que por su estructura podemos decir que se trata de una trajinera, que es una embarcación de madera con fondo plano que navega en aguas poco profundas, es típica de Xochimilco, lugar por el cual se están trasladando las personas, ya que es el único lugar en México en donde se encuentran este tipo de vehículos.

Conclusión

Con base en la información proporcionada, podemos decir que esta obra de Saturnino muestra una especie de peregrinación que se dirige al lugar de los muertos, que por sus caras melancólicas no puede saberse si van de visita o son ellos los propios difuntos en su peregrinar al más allá, podemos inferir esto por la vista perdida del anciano que lleva en su hombro un remo, aunado a esto, en la trajinera principal, Herrán, contrapone las diferentes etapas del ser humano: bebé, niña, joven, mujer madura, hombre adulto y un anciano.

La Ofrenda es esa luz que guía el sendero hacia el más haya.

Fuentes consultadas:

http://www.laberintos.com.mx/herran/

http://www.museoblaisten.com/v2008/indexESP.asp?myURL=paintingSpanish&numID=347&ColectionID=1&RoomId

http://www.mexicodesconocido.com.mx/saturnino-herran-el-mas-mexicano-de-los-pintores.html

http://www.epdlp.com/pintor.php?id=2891

http://www.aguascalientes.gob.mx/Estado/Aguascalentenses/saturnino_herran.aspx

http://arte.linio.com.mx/noticias-eventos/saturnino-herran-el-precursor-del-muralismo-mexicano/

http://www.spanport.ucsb.edu/projects/llcf/films/comoaguaparachocolate/larevolucionmexicana.htm

http://culturacolectiva.com/flor-de-cempasuchitl-dualidad-entre-la-vida-y-la-muerte/#sthash.1OYnSvsi.dpuf

http://algarabia.com/del-mes/la-trajinera/

 

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